miércoles, 27 de febrero de 2013

Mahmud Darwish محمود درويش



Mahmud Darwish fue un poeta nacional palestino, considerado uno de los más importantes literatos árabes contemporáneos (1941-2008).

La primera vez que lo leí fue en una frase en un documental sobre Palestina, hablaba sobre el asedio, que a esta altura es como una tortura colectiva realizada consciente y transparentemente a los ojos de todo el mundo, y que al parecer al mundo le da igual, sino no se explican situaciones tan absurdas como la realidad de la vida cotidiana que viven miles de palestinos en este mismo segundo. La frase decía así:


Bajo sitio, la vida se torna tiempo:
memoria del principio,
olvido del final.

Una vez que la leí nunca más salió de mi cabeza. Dejo ahora algunas otras frases que me parecen valen la pena leer.


no odio a la gente
ni invado
pero si llego a estar hambriento
la carne del usurpador será mi alimento
cuidado…
cuidado…
con mi hambre
¡y con mi ira !

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Tú, tú eres la pregunta.
¿Qué quieres,
caminando de una leyenda, a una leyenda?
¿Una bandera?
¿Qué bien ha hecho nunca las banderas?
¿Han protegido alguna vez a una ciudad de la metralla de una bomba?
¿Qué quieres?
¿Un periódico?
¿Acaso los papeles empollarían alguna vez un pájaro o tejerían un grano?
¿Qué quieres?
¿Policía?
¿Acaso la policía sabe dónde la pequeña tierra se impregnará de los vientos venideros?
¿Qué quieres?
¿Soberanía sobre cenizas
mientras eres el amo de nuestra alma, el amo de tu siempre cambiante existencia?
Así pues, vete,
pues este no es tu lugar, ni lo son los tronos de basura. ¿Qué quieres?

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Pasaporte

No me han reconocido en las sombras que
difuminan mi color en el pasaporte.
Mi desgarrón estaba expuesto
al turista amante de postales.
No me han reconocido… Ah, no prives
de sol a la palma de mi mano,
porque el árbol
me conoce…
Me conocen todas las canciones de la lluvia,
no me dejes empalidecer como la luna.

Todos los pájaros que ha perseguido
la palma de mi mano a la entrada del lejano aeropuerto,
todos los campos de trigo,
todas las cárceles
todas las tumbas blancas
todas las fronteras
todos los pañuelos que se agitaron,
todos los ojos
estaban conmigo, pero ellos
los borraron de mi pasaporte.

¿Despojado de nombre, de pertenencia,
en una tierra que ha crecido con mis propias manos?
Job ha llenado hoy el cielo con su grito:
¡no hagáis de mí un ejemplo otra vez!

Señores, señores profetas,
no preguntéis su nombre a los árboles,
no preguntéis por su madre a los valles:
de mi frente se escinde la espada de la luz,
y de mi mano brota el agua del río.
Todos los corazones del hombre… son mi nacionalidad:
¡retiradme el pasaporte!

-----o-----

Nosotros Amamos La Vida

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella,
bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Robamos un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y concluir este éxodo.
Abrimos la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.

Allá donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y recogemos mártires.
Soplamos en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en el polvo del camino
y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra. ¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche, ilumínala un poco.

Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.


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He soñado que el corazón de la tierra era mayor que su mapa

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